20 septiembre 2007

Un ladrido al espejo: la encrucijada de la centroizquierda kirchnerista



Andamos con ganas de elaborar hipótesis para el futuro cercano del escenario político argentino. Hoy, a modo de introducción, nos vamos a dedicar a ese espacio -inorgánico y heterogéneo – que podríamos llamar progresismo, nacional y popular o centroizquierda K (nótese un primer dato de relevancia: no sabemos cómo llamarlo, lo cual nos da una idea de su consistencia y poderío real. Primer "verdad" de las 20 de Mendieta: "lo que no tiene nombre, no existe").
Bien, como toda formulación de hipótesis, necesariamente debemos tener algunos supuestos. En este caso, damos por hecho que Cristina Fernández va a triunfar en los comicios de octubre y será Presidente desde diciembre. Sabemos que algunos lectores se molestarán por esto, pero bueno, traigan veedores internacionales. Segunda premisa: este gobierno puede contener expresiones de centroizquierda (lo cual habla bastante bien del gobierno y bastante mal de la centroizquierda).
Un tercer supuesto es que Néstor se dedicará –tal como ha dejado saber en varios offs y se comenta en los bares cerca de la Rosada- a “armar la fuerza política”. Hasta aquí lo que sabemos. Desde aquí, las incógnitas. Y nuestras apuestas.
No es lo mismo si Kirchner se decide a armar una "nueva" fuerza política que si decide “rearmar” el peronismo más a tono con sus deseos. (Por el bien del país, esperamos que Néstor se haga cargo de la presidencia del PJ, ya que como buenos peronistas, le tenemos miedo a la falta de poder y, como buenos progresistas, le tenemos pánico al poder y al desgobierno.)
Sigamos con el análisis.
Se abren, desde este punto, dos opciones cualitativamente diferentes en torno a la profundidad del rearmado pejotista. Opción a) Kirchner va a fondo, llama a refundar el justicialismo desde La Quiaca hasta Ushuaia, llama a una reafiliación total y empieza –desde cero- la etapa kirchnerista del PJ (obvio: acá pensamos que esa etapa todavía no empezó. Existe Kirchner pero no el kirchnerismo como tal). Opción b) Kirchner hace un maquillaje, más o menos prolijo, dándole visibilidad pública a cuadros nuevos del peronismo. Pero sin meter el cuchillo a fondo, especialmente en el conurbano o en las provincias feudalizadas por los aparatos gobernantes. Por si ya no lo adivinaron, vemos más posibilidades de la opción 2 que de la 1. Setenta a treinta, ponele.
A esta altura se estarán preguntando que tiene que ver la centroizquierda en todo esto. Nosotros también. Poco y nada. En términos ideales, debieran unificar personería en un solo partido, armar una orgánica (UN Partido y no 30 sellos), identificar un sujeto social para su acción política, promocionar algunos dirigentes por sobre el resto y cosas así. Construir poder, bah. Cosa de ser una especie de “tercera pata” del armado K, junto al peronismo K y el radicalismo K.
Sin embargo, por qué pensar que van a poder hacer esto si hasta ahora no lo han hecho. Como mucho, pareciera que han decidido supervivir en el gobierno como satélites lejanos a los dos soles del poder: el Presidente y el pueblo.
Así que, para ir terminando, un mensaje para cuadros y militantes que todavía se la creen de los frentes grandes, partidos de las victorias, frentes transversales, pis, peesekas y centroizquierdistas nacanpopistas sueltos por el Frente para la Victoria: va llegando el momento de que se pongan las pilas. O bien vayan preparando el gancho para firmar, una vez más, la ficha de afiliación en la calle Matheu.

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