04 octubre 2011

El vacío

Un ruido.
Es un crack que llega de la calle.
Fuerte, negro, agudo.
Algo se rompió en mitad de esa noche.
Lo único que busca es leer en la borra.
Y ya no quiere que le entiendan cuando escribe. 

Apago al tele. Y entonces me desvelo una vez más. Así que al rato prendo la lámpara de la mesa de luz y empiezo a leer un libro. Hay que tener cierta disposición para leer libros. O cierta edad. En una época sabía leer en cualquier lado, a cualquier hora. Hasta en, claro que ediciones de bolsillo, chiquitas, maleables, los techos de los trenes. Ya no. Así que Calvino falla. No me puedo concentrar. Pienso en spots, en cierres de sumarios, en los proyectos que nacen, en el programa del miércoles. Y me levanto para salir al patio y fumar.

Son las 3 de la mañana y los diarios de hoy no están on line. Paso por Página, por Nación, por Tiempo, hasta por Clarín. Y nada. Entro a la Política on Line, a Diario sobre Diarios, al porno soft de Perfil. Y hace frío. Así que vuelvo a la cama, prendo la tele de vuelta y miro repeticiones. En TN pasan un segmento del noticiero de las 19, y Bour de FIEL sigue con su cantinela de “todo se va al carajo” mientras el periodista casi que sufre tortícolis de tanto asentir. Me duermo, pero antes de dormirme pienso que voy a soñar con María Laura Santillán y casi que tengo miedo que ahora el insomnio no se vaya.

Al minuto suena el despertador. Ya son las siete y media y enciendo la cocina y la compu. Vuelvo a repasar los diarios. Ahora sí: Pagina, Nación, Clarín, Tiempo. Siempre en ese orden. Mientras leo voy haciendo la lista de cosas para hacer durante el día de hoy. Cuando llego a 18 sufro un ligero vértigo justo cuando la gata pasa caminando por arriba de la mesa. Anoche no tomé las pastillas, estoy fumando mucho otra vez, tengo que hacer gimnasia, me estoy poniendo viejo de pronto. Me seco, me estoy quedando seco.

Hubo un tiempo que tenía mucho para decir acá y casi nada afuera. Me sobraban los motivos, las interpelaciones, el ruido de la calle. Hubo un tiempo que decir, en un blog, era decir algo no dicho en otro lado. Un tiempo en que la sorna, la mirada crítica y alternativa al sistema de medios tradicional era un aliciente para decir huevadas sin culpa. Ese tiempo se acabó. Al menos para mí.

Encima hay tipos que se hacen los piolas como nosotros desde los escaparates de las librerías. Y no me causa gracia. Carajo: no es lo mismo un diario que un blog. Y menos un libro que un diario. Dejen de joder, dejen de robar, dejen de ser tan vagos. Los vagos somos nosotros y yo creo en las instituciones.

Ayer le dije a un amigo: años de remar y al fin llegamos a una época maravillosa, que casi soñábamos. Lo único es que hay que olvidarse de ser protagonistas de ella. Fracaseremos al triunfar. 

Será cuestión de esperar sentadito en el cordón alguna cosa que valga la pena. 

1 comentario:

Unknown dijo...

Guau, Mendieta, qué puto post. Mis respetos.